jueves, 14 de marzo de 2013

Madison Scott · Capítulo ~5~


Siento miles de hormiguillas que me recorren el estómago, no puedo evitar mover un pié nerviosamente y dar pequeños saltitos sin parar.
-Estate quieta.-me pide mi padre- Me estás poniendo nervioso.
Mi padre saca a la puerta dos maletas rosas grandes y mi madre una bolsa de mano y las colocan a mi lado.
-Cariño, crees necesario llevarte tantas cosas al teatro ese?
Miro la otra bolsa de mano que llevo en brazos y respondo.
-Nunca se sabe.
Un taxi se para delante de la casa y me pongo todavía mas nerviosa.
-Los Scott. Me equivoco? -dice el taxista.
-Para nada.-responde mi padre- Mad ayúdame a meter las maletas en el maletero.
-¡Ai dios mío mi niña! -mi madre me besuquea la mejilla ruidosamente- Que se nos vá a los 16.
-Mamá, que no me voy, solo va a ser esta temporada.
-Claro cariño. Recuerda llamarnos todos lo días. Y aunque estés tu sola para comer comeme bien y no solo pizzas, que unas verduritas de vez en cuando no sobran eh! Y no te vayas a cama tarde que luego... ¡Ya nos conocemos!
Pongo los ojos en blanco.
-Mamá ya no soy una niña.
-Lo siento.
Me da unos últimos besos en la cara.
-Y tú papá, no me dices nada?
-Tú solo pasatelo bien.
Me besa la cara cariñosamente y se despide de mí con la mano. Cierro la puerta del coche y repito la acción. Me quedo mirando el cristal trasero del coche hasta que mi casa deja de alcanzar mi campo de visión. Entonces me giro, me pongo los cascos y me relajo. Me quedo dormida, aún es por la mañana pero lo hago, me duermo. Una voz masculina me despierta.
-Preciosa! Preciosa despierta, ya hemos llegado.
-Entreabro los ojos y me doy cuenta de que es el conductor.
-Lo siento, me había quedado dormida.
-De eso ya me había dado cuenta.- me responde burlón el viejo conductor- Has dormido como una Bella durmiente durante todo el camino.
Noto que me sonrojo y me tapo las mejillas con las manos. Salgo del coche y recojo mis maletas. Frente a mi se alza un edificio bastante cutre, pintado de blanco y con manchas de humedad en la fachada. Me acerco a la puerta y toco al timbre. Me abre un hombre alto y muy delgado. Lleva puesta una camisa con estampados verde azul y rosa claro, unos pantalones vaqueros y un fular amarillo con una punta echada hacia atrás y otra hacia delante. Tiene unas gafas negras muy gruesas. Sus ojos verdes se clavan en mí como inspeccionandome y sus rizos cobrizos se deslizan junto a su mandíbula cómo un marco ondulado. Tiene la mano apoyada en la cintura y se apoya en un pié. Su homesexualidad se hace notar.
-Madison? -por fin rompe el silencio y me siento aliviada.
-Si. Y usted es...
-Soy Gustavo, vuestro nuevo profesor de teatro. He escuchado habar mucho de ti.
-Espero que fuera bien.
-Por supuesto. ¡Oooh! pero que maleducado soy- su exclamación me sobresalta-Por favor pasa, yo te ayudaré con esta maleta.
Toma mi bolsa de mano y la introduce en la casa.
-Quién es?
Escucho decir a alguien desde el interior.
-Es Madison.
En ese instante Zack asoma por el desgastado marco de la puerta.
-Hola! -me dice con su sonrisa de medio lado.
-Hola Zack! Cuándo has llegado?
-Amm... Creía que no me hablarías, como no contestaste a mi mensaje hace dos semanas.
-Lo siento yo...
-Lo sé, te sientes mal por tu novio si quedas con migo y te sientes mal por mi si me dices que no y simplemente, no me has contestado.
Me siento mal, ha acertado en todo.
-Lo siento soy un borde te ayudo a meter las maletas.
-Zack yo..
-No pasa nada.
Y me guiña un ojo. Sé que no debería pero sonrío, no puedo evitarlo. Toma mis dos maletas rosas en la mano y las mete en casa. Lo sigo con mi otra bolsa de mano. Me conduce por unas escaleras medio hundidas de madera. Mientras las subo observo a Zack. Tiene una espalda ancha y fuerte, robusta, bien tallada y bonita. Sus brazos son fuertes y musculosos sin llegar a ser demasiado anchos, sin llegar a ser grimosos ni demasiado brutos, son delgados pero al tiempo fuertes. Se nota que no va al gimnasio ni es de los típicos que se mata a hacer deporte para tener unos músculos impresionantes. Los hombros son anchos y bonitos. Le miro el pecho, fuerte también pero sin llegar a notárseles demasiado los pectorales. Tiene un torso bien tallado. De repente me doy cuenta de que si le estoy mirando el pecho es por que se ha dado la vuelta. Subo mi mirada hasta sus ojos de miel. Me sonrojo, diría que demasiado.
-Que estabas mirando?-no contesto y noto el calor en mis mejillas-Sé que no estoy tan bueno como tu novio pero bueno, no hace falta mirarme de esa forma.
-No, si eres muy guapo.
Me río, al decir eso mi vergüenza desaparece de golpe.
-Ah si? Pena que no pueda decir lo mismo.
Sonríe y me guiña el ojo de nuevo.
-Me estás llamando fea??
-No, si eres mona.
-En serio?
Me quedo mirando sus ojos color miel y dejo de sonreir, el también me mira, me pregunto si le gustarán mis ojos tanto como me gustan a mi los suyos. Da un pasa hacia mí, otro y suelta las maletas, estamos muy cerca, peligrosamente cerca. No dejo de mirarle a los ojos. Se agacha un poco, es mucho mas alto que yo, mi cabeza está a la  altura de su pecho más o menos. Yo también me pongo de puntillas. Cuándo creo que va a suceder, cuándo creo que me va a besar, se pone derecho de nuevo.
-Tendrías que replantearte dejar a tu novio.
-De que vas tío? Quién eres tú para decir eso.
-No sé, no parecía importarte mucho cuándo estabas dispuesta a besarme. -sonríe, nunca ha dejado de hacerlo.
-Eres un gilipoyas.
-No decías lo mismo hace un rato Alison.
Estoy dispuesta a contestarle cuándo suena el timbre.
-Mira, debe de ser Josh. Cuéntale que estabas dispuesta a besarme y a ver que le parece.
Maldigo entre dientes.
-Ve a abrir tú, yo te llevo esto a tu cuarto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario